Por un lado, están trabajando en afinar el sistema de conducción autónomo de sus coches, corrigiendo los errores que generan accidentes, incorporando elementos o situaciones del día a día que tienen que saber gestionar de forma automática o símplemente mejorando los sistemas automáticos que ya tienen.
Mientras, tienen una segunda línea de evolución que trata de mejorar la experiencia al volante de los usuarios y su relación con los coches, al convertirlos en lugares de vida, de trabajo y de comunicación.
Un ejemplo de esta segunda línea es Byton, un fabricante de coches eléctricos instalado en China, que presentó una berlina con una pantalla de 48 pulgadas (más de 1,21 metros) que cubre el ancho del salpicadero y permite ver películas, leer mensajes electrónicos y navegar por Internet. Estas opciones solo estarán disponibles cuando el automóvil esté en modo autónomo o detenido, por motivos de seguridad vial. El auto de Byton utilizará el reconocimiento facial para personalizar la experiencia de los conductores y los pasajeros, a los que el vehículo propondrá escuchar su música favorita y sugerirá restaurantes y trayectos.